¿Quién fue Ludwig Wittgenstein? (+Frases)

Ludwig Wittgenstein fue un filósofo austríaco, uno de los pensadores más influyentes del siglo XX, reconocido en especial por su contribución al movimiento conocido como filosofía analítica.


 Nació el 26 de abril de 1889 en Austria, en el seno de una familia de buena posición económica, de padres aficionados a la música, que fomentaron los dotes intelectuales y artísticos de sus hijos. Tiempo después de su nacimiento, la familia se trasladó a Sajonia (Alemania), donde su padre se convirtió en pionero de la industria del acero y del hierro.

Su hogar era un ambiente rico en estímulos culturales y artísticos, visitado por las personalidades más importantes de la época. Después de asistir a escuelas en Linz (Austria) y Berlín (Alemania), Ludwig Wittgenstein se trasladó a Gran Bretaña para estudiar ingeniería en la Universidad de Manchester.

 El interés por las matemáticas puras le llevó al "Trinity College" (Cambridge), de allí a los problemas de la fundamentación de las matemáticas y, finalmente, a la lógica y a la filosofía.

Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), se enroló como soldado de artillería, en el ejército austríaco, recibiendo varias medallas y llegando a sargento (1916). En plena guerra, Ludwig Wittgenstein siguió con sus reflexiones filosóficas, apuntándolas en cuadernos, que mantuvo aún después de caer prisionero de los italianos.

Terminada la guerra, en 1921 publicó "Tractatus logico-philosophicus", su única obra publicada en vida, que influyó en gran medida a los positivistas lógicos del Círculo de Viena, movimiento del que nunca se consideró miembro.

Tras repartir una gran herencia entre sus hermanas y algunos artistas e intelectuales, Ludwig Wittgenstein se retiró de la vida pública, llevando una vida austera como maestro de escuela en Austria y después como jardinero en un convento de Viena entre los años 1920 y 1929. Tiempo después regresó a Cambridge para reanudar su trabajo en filosofía y fue designado catedrático en 1937, cargo que ocuparía hasta 1947.

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), participó como enfermero voluntario. En el último periodo de su vida rechazaría algunas conclusiones del "Tractatus logico-philosophicus" y desarrollaría otras reflejadas en sus investigaciones filosóficas publicadas en forma póstuma.

Ludwig Wittgenstein murió de cáncer en Cambridge el 29 de abril de 1951.


Hoy para recordarlo te traemos algunas de sus mejores frases:


«Nada es tan difícil como no engañarse»

«El filósofo no es ciudadano de ninguna comunidad de ideas. Esto es lo que lo hace ser filósofo»

«Sentimos que aun cuando todas las posibles cuestiones científicas hayan recibido respuesta, nuestros problemas vitales todavía no se han rozado en lo más mínimo. Por supuesto que entonces ya no queda pregunta alguna; y esto es precisamente la respuesta»

«Una palabra nueva es como una semilla fresca que se arroja al terreno de la discusión»

«Trabajar en filosofía -como trabajar en arquitectura, en muchos sentidos- es en realidad un trabajo sobre uno mismo. Sobre la propia interpretación. Sobre el propio modo de ver las cosas -y lo que uno espera de ellas-»

«En filosofía el ganador de la carrera es aquél que sabe correr más lentamente; o el que llega último»

«La filosofía es una lucha contra el hechizo de nuestra inteligencia por el lenguaje»

«Siempre es bueno en filosofía plantear una pregunta en lugar de dar una respuesta a una pregunta. Pues una respuesta a una pregunta filosófica fácilmente puede resultar incorrecta; no así su liquidación mediante otra pregunta»

«Nuestra vida es como un sueño. Pero en las mejores horas nos despertamos lo suficiente como para darnos cuenta de que estamos soñando. La mayor parte del tiempo, sin embargo, estamos profundamente dormidos»

«No nos damos cuenta de la prodigiosa diversidad de juegos de lenguaje cotidianos porque el revestimiento exterior de nuestro lenguaje hace que parezca todo igual»

«Aunque todas las posibles preguntas de la ciencia recibiesen respuesta, ni siquiera rozarían los verdaderos problemas de la vida»

«El sentido del mundo tiene que residir fuera de él y, por añadidura, fuera del lenguaje significativo»